Misión del Blog

ESTE BLOG SE HA CREADO CON EL PROPÓSITO DE PREDICAR LA PALABRA DE DIOS Y EDIFICAR A LOS MIEMBROS DEL CUERPO DE CRISTO.
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sábado, 27 de febrero de 2010

Meditando en la Palabra de Dios: El Mensaje a la Iglesia de Esmirna

por:
Edinson León
(pastor-evangelista)

En la entrada anterior estuvimos estudiando y meditando acerca del mensaje a la iglesia de Efeso, vimos que dicho mensaje estaba constituido de tres partes: El elogio, la reprensión y el consuelo, hoy estaremos reflexionando en el segundo mensaje, a la iglesia de Esmirna. Es importante señalar algunas características antes de comenzar:

(1) Es el mensaje más breve de todos los mensajes que el Señor envía a las iglesias.
(2) No aparece ninguna reprensión en las palabras de Jesucristo a esta iglesia.
(3) Es la única ciudad que subsiste hasta hoy en la moderna Turquía.

Dice el mensaje: "Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió dice esto: Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tu eres rico), y la blasfemia de los que dicen ser judíos y no lo son sino sinagoga de Satanás."

Cristo se anuncia en su mensaje con dos características propias de su persona y su obra, primero dice ser el primero y el postrero, es decir, el primero de todas las cosas, el Dueño de preeminencia, esta es una expresión que designa su eternidad como una cualidad intrínseca. Cristo no fue dotado de eternidad sino que él mismo es desde la eternidad y así permanecerá para siempre (Hebreos 13:8). Fue el primero en ser destinado a morir una muerte violenta y primero en quedar en pié cuando todos sus enemgios sean puestos como estrado de sus pies. (véase, 1Corintios 15:25-28) La segunda característica es con relación a su obra pues dice: "...el que estuvo muerto y vivió...". Esta es una alusión directa a su resurrección, la cual es mencionada con el porpósito de traer aliento a la iglesia, hoy esto es para nosotros, pues la esperanza más gloriosa y benefactora de la obra de Jesucristo es su resurrección como garantía de la victoria final sobre las huestes infernales y la perversión de este mundo.

sábado, 19 de septiembre de 2009

¿Quienes realmente son Cristianos?

por:
Edinson León
(pastor-evangelista)

Hoy en día, muchas personas se consideran cristianas por diversas razones, algunos alegan que sus padres lo son por tanto ellos también, otros dicen ser cristianos porque aducen creer en Dios y porque oran y cuando necesitan le piden a Dios y El les da lo que le piden, en fin, muchas personas se confiesan cristianas, con o sin religión. Pero ¿Será cierto que uno es cristiano solo por el hecho de afirmarlo? Lamentablemente asi lo creen algunas personas; por tal razón, escribo esta entrada para confrontar con la Biblia, la realidad pecaminosa del ser humano y guiar al verdadero conocimiento de Jesucristo al lector confundido.

Textualmente el término cristiano solo aparece dos veces en el Nuevo testamento. En Hechos 11:26 y en 1Pedro 4:16 en ambos casos se refiere solo a un grupo específico de personas. Veamos p. ej. en el citado pasaje de Hechos, hay un dato histórico muy interesante, pues dice que a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en la ciudad de Antioquía de Siria. Fue allí cuando se "bautizó" a los cristianos usando ese término. Nótese amigo lector que la Biblia no dice quien o quienes fueron los que aplicaron este calificativo a los discípulos, pero al hacerlo tenían una razón, pues la profesión de su fe se identificaba directamente con Cristo. El término Cristo viene del griego Xristou = El Ungido. Por tal razón, un cristiano es discípulo de Cristo, alguien que sigue la doctrina y la vida de Cristo. Por otro lado en 1Pedro 4:16 aparece la segunda referencia a los cristianos, donde Pedro señala aquello que cotidianamente los cristianos afrontan en su vida, es decir, padecer haciendo lo bueno, dándole la gloria a Dios.

Si a los discípulos de Cristo se les llamó cristianos ¿Quienes son los discípulos? o ¿Cuales son las condiciones para serlo? En Mateo 16:24 Cristo nos da tres condiciones para ser sus discípulos: "... Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame." En este pasaje aparecen tres verbos conjugados en presente perfecto: Negar, tomar, seguir. Estas tres cosas que identifican a un discípulo forman parte de su vida diaria.

Si usted es cristiano o discípulo de Cristo, le preguntámos:

¿Ha renunciado usted a todo tipo de aspiración personal, mundana o ambiciosa por ser discípulo de Cristo? Esto es negarse a sí mismo.

sábado, 25 de julio de 2009

Cristo como autoridad de todos y de todo...

por:
Elia de León
(pastora)
Bosquejo del sermón predicado el domingo en la Iglesia Tabernáculo de Fe

Marcos 4: 35-41

Introducción.
Como conocemos las tormentas son fenómenos atmosféricos que traen con ello fuertes vientos y grandes precipitaciones. Pero como humanos también en nuestra vida se presentan grandes tormentas así como se presentan en el mar.
En lo antes reflejado en la Palabra, podemos observar varios puntos de interés.

I. Una gran tormenta azotaba la barca

1. Hemos leído, escuchado y visto a través de artículos que el Señor sanaba enfermos y hasta ahora lo sigue y lo seguirá haciendo; pero no solamente tiene a utoridad para sanar enfermedades, echar fuera demonios ni resucitar muertos sino también sobre toda la naturaleza, es decir, ella está sujeta a él.
Es importante entender que Jesús tiene poder sobre todas las cosas incluso la naturaleza. Y esto el resto.

2. Cuantas veces no hemos pasado por situaciones en nuestra vida que solo decimos : Señor por que esto me tiene que pasar a mi? es aquí donde el Señor nos enseña quien es él, pero esto no quiere decir que el Señor quita todos los problemas pero si promete estar con nosotros en la tormenta. Es por ello que es necesario colocar a Jesús en nuestra barca y cuando la tormenta llegue estaremos confiado por que el Señor esta con nosotros, así como los discípulos decidieron confiar en él, así mismo debemos hacer nosotros confiar y descansar en el Rey de Reyes y Señor de Señores.

II. Los discípulos solo pensaban en que perecerían.

Aquí podemos observar que los discípulos estaban temerosos de lo que podría pasar, solo pensaban que morirían.

Podemos observar 2 cosas:

1. Lo que sucedía fuera y dentro de la barca:

Que sucedía fuera? aquí podemos observar que la tormenta era fuerte los vientos y las olas azotaban la barca y lo único que pensaban los discípulos era que morirían... aquí vemos como en ocasiones los vientos fuertes y las olas chocan a nuestras vida pero sabemos que Dios es fiel y que su misericordia es para siempre y que después de la tormenta llega la calma, solo llega si descansamos en él.

2. Por otro lado lo que pasaba adentro:

Entendemos que mientras la tormenta no entre a la barca aun tenían esperanza de sobrevivir, pero ya estaba dentro y el temor invadía la vida de esos hombres, de igual manera pasa en nuestra vida, si la tormenta entra a nuestra vida y vivimos f uera de Cristo esa esperanza es removida de nuestra vida.
El pecado nos aparta de la esperanza que tenemos las promesas de su Palabra porque El ha prometido estar con nosotros.


III. El Señor reflejaba su tranquilidad.

Aquí Jesús nos mostraba que era 100% Dios y 100% hombre, experimentó cansancio, a su vez vemos como él estaba dormido en medio de la tormenta, eso refleja la confianza en Dios por que él es Dios.

EL miedo de los discípulos:

1. Se puede apreciar el miedo que sobrevenía en aquellos hombres, y a partir de allí surge la pregunta a Jesús...¿no tienes cuidado que perecemos? había entre ellos desesperación sin notar que tenían allí dentro de la barca al mismo Hijo de Dios. pero... surge la respuesta del Hijo de Dios Él ordena al viento y a la tormenta, y hay una calma instantánea.

2. Hay muchas tormentas que azotan nuestras vidas. Sea la del pecado, donde la solución es aceptar a Jesucristo como el Salvador personal. O sea las tormentas de adversidad que nos atacan a todos, y demandan que pongamos toda nuestra confianza en el autor de nuestra Salvación, Jesucristo el hijo de Dios.

Conclusión:
Es imprescindible que ante las tormentas de la vida pongamos al Señor Jesucristo como capitán de nuestras barcas. Y sea El quien dirija el timón de nuestra vida.