Edinson León
(pastor-evangelista)
Uno de los grandes problemas dentro de nuestra sociedad actual, es el poco cultivo de los valores, la indiferencia y la desidia en este aspecto, merman nuestra identidad cultural. En muchas partes las personas se identifican por su vocabulario o su forma de hablar, aquí en Venezuela, o más específicamente en el estado Zulia, la gente es conocida por su forma tan peculiar de hablar y por el uso de modismos en su lenguaje coloquial. Cualquier habitante de otras partes del país, sabe reconocer a un zuliano o un marabino, solo por su forma de expresarse. Por otro lado, el problema no radica en la forma de hablar que identifica a un pueblo, debido a que cada grupo, etnia, comunidad o población se identifican con una forma peculiar de hablar. En mi caso particular, muchas personas solo escuchándome hablar saben que no soy marabino. El punto es que no se trata del estilo o costumbre de hablar, sino de aquello que se habla.
A donde quiera que uno vaya, siempre se va a topar con un pésimo vocabulario, es decir, un vocabulario obsceno, soez y grosero. Tenemos la impresión que humanamente esto no tiene remedio. Estamos resignados a escucharlo en todas partes, en la casa, en trabajo, en la oficina, en la universidad, en el bus, en la televisión, en la radio, en la calle y pareciera que la lista de lugares no tiene donde acabar. ¿Será que los valores morales de la escuela no son suficientes para terminar con esta lacra? ¿O será que muchos de aquellos que dicen en las escuelas, "¡no digas esas palabras...!", son los primeros en decirlas? Hoy muy pocas personas enseñan con el ejemplo.
La Biblia tiene algo que decirnos respecto a las palabras de nuestros labios, y nos trae a reflexionar en la condición espiritual en la que nos encontramos. En una ocasión, nuestro Señor Jesucristo hablando a los escribas y fariseos, les enseñó que el problema del pecado, no estriba en ceremonias y ritos externos, sino en lo interno de cada ser humano, en el corazón. En Marcos 7:20-23 dice: "Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro del corazón de los hombres salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidos, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre." (énfasis añadido)
Tener un lenguaje obsceno, es el fruto de tener un mal corazón, el problema no está en lo que aprendes sino en lo que llevamos por dentro, el factor contaminante tiene su raíz en la podredumbre de un corazón lleno de maldad. Jesús no atribuyó las maledicencias (gr. blasfemía = decir cosas malas) a un problema de falta de cultura o de educación, sino a la condición del corazón humano. En este sentido tanto el profesional más grandilocuente como el hombre más sencillo pueden padecer este mal. El vocabulario soez perjudica la imágen de una persona en cualquier aspecto de su vida, siempre es cuestionable y repudiable escuchar a ciertas "personalidades" del mundo de la música, política, deportes y espectáculos usar un léxico sucio, bajo y vulgar. Esto no es ninguna novedad obviamente, pues nosotros sabemos que muchos de estos personajes no son ejemplo para nadie.
Existen muchas personas en la actualidad que se confiesan cristianas, llámese católico, evangélico o de alguna otra religión, no obstante al escucharlos hablar quedamos estupefactos por la cantidad "palabrotas" horribles que dicen, naturalmente nos preguntamos ¿Será que a esta persona le falta conocimiento bíblico suficiente como darse cuenta que lo que dice es repugnante, o no será más bien que ese corazón no ha sido regenerado?. Las palabras de Cristo son muy pertinentes: "El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la boca." (Lucas 6:45).
Amigo lector, puede hoy preguntarse: ¿Qué tipo de lenguaje uso regularmente? ¿Cuáles son mis palabras? El vocabulario que usted usa, refleja lo que usted tiene en su corazón, si su corazón carece de la Palabra de Dios, hablará todo aquello que es contrario a la misma. Si su corazón está lleno de inmundicia, de eso hablará su boca. Si hasta aquí usted se consideraba un cristiano usando un lenguaje obsceno, reflexione en verdad si su corazón es agradable delante de Dios. Somos llamados a construír, usando un lenguaje bueno que sea de ayuda y bendición a los demás. Dice en Efesios 4:29. "No digan malas palabras, sino solo palabras buenas que ayuden a crecer y traigan bendición a quienes las escuchen." (Versión popular)
Tener un lenguaje obsceno, es el fruto de tener un mal corazón, el problema no está en lo que aprendes sino en lo que llevamos por dentro, el factor contaminante tiene su raíz en la podredumbre de un corazón lleno de maldad. Jesús no atribuyó las maledicencias (gr. blasfemía = decir cosas malas) a un problema de falta de cultura o de educación, sino a la condición del corazón humano. En este sentido tanto el profesional más grandilocuente como el hombre más sencillo pueden padecer este mal. El vocabulario soez perjudica la imágen de una persona en cualquier aspecto de su vida, siempre es cuestionable y repudiable escuchar a ciertas "personalidades" del mundo de la música, política, deportes y espectáculos usar un léxico sucio, bajo y vulgar. Esto no es ninguna novedad obviamente, pues nosotros sabemos que muchos de estos personajes no son ejemplo para nadie.
Existen muchas personas en la actualidad que se confiesan cristianas, llámese católico, evangélico o de alguna otra religión, no obstante al escucharlos hablar quedamos estupefactos por la cantidad "palabrotas" horribles que dicen, naturalmente nos preguntamos ¿Será que a esta persona le falta conocimiento bíblico suficiente como darse cuenta que lo que dice es repugnante, o no será más bien que ese corazón no ha sido regenerado?. Las palabras de Cristo son muy pertinentes: "El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la boca." (Lucas 6:45).
Amigo lector, puede hoy preguntarse: ¿Qué tipo de lenguaje uso regularmente? ¿Cuáles son mis palabras? El vocabulario que usted usa, refleja lo que usted tiene en su corazón, si su corazón carece de la Palabra de Dios, hablará todo aquello que es contrario a la misma. Si su corazón está lleno de inmundicia, de eso hablará su boca. Si hasta aquí usted se consideraba un cristiano usando un lenguaje obsceno, reflexione en verdad si su corazón es agradable delante de Dios. Somos llamados a construír, usando un lenguaje bueno que sea de ayuda y bendición a los demás. Dice en Efesios 4:29. "No digan malas palabras, sino solo palabras buenas que ayuden a crecer y traigan bendición a quienes las escuchen." (Versión popular)
ya no voy a decir los de la chinita y los maricuchos ...! esta bueno el post
ResponderEliminarEs muy Cierto , Buenos mal q a mi no se me nota q soy Maracucha... Verdad ?' jiji
ResponderEliminarbueno, algunos me dijeron que lo correcto del gentilicio es marabino, pero más coloquial "maracucho" eso se usa más, gracias Jack y Alexandra por comentar.
ResponderEliminarme gusto mucho de verdad hay que cuidar lo que de nuestra boca sale
ResponderEliminartenes mucha razón hermano Edy, de nuestros labios solo deben salir palabras que edifiquen y glorifiquen a Dios,sabes que acá en casa grande los vocabularios soeces abundan ufff vos lo sabes, buenos los mensajitos hermano Edy, Dios te bendiga mucho cuidate y sea colmando tu vida y la de elia de muchas bendiciones, saludos desde PERU.TE EXTRAÑAMOS DIOS BENDIGA
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