Edinson León
(pastor-evangelista)
Mientras el tiempo pasa y las horas transcurren, poco a poco el año dos mil nueve se va convirtiendo en historia, falta muy poco para entrar en un año nuevo. La gente por su parte, tiene diversas maneras de prepararse para la llegada del dos mil diez, cada quien busca la properidad en lo que comúnmente son "salud, dinero y amor". Para conseguir todo esto, muchas personas recurren a supersticiones y creencias sin fundamento, algunos comen uvas, otros usan ropa interior color amarillo para tener suerte y otros sacan las maletas para que el año venidero puedan viajar. Lo paradójico de esto, es que muchas de estas personas confiesan "creer" en Dios y toman el nombre de Dios en sus labios diariamente, sin embargo con sus hechos lo niegan, poniendo su fe en rituales "mágicos" para lograr lo deseado. El hombre natural, pone de manifiesto los deseos egoístas de su negro corazón, buscando como siempre lo material como un fin en sí mismo.
Pareciera que la víspera del año nuevo, produce cierta atmósfera de incertidumbre en el corazón irregenerado de muchas personas, por lo cual prefieren recurrir a estas formas extrañas de supersticiones que están en abierta contradicción con las Enseñanzas de la Biblia. La ceguera espiritual oscurece su entendimiento de tal manera que no sabe hacer otra cosa sino rebelarse contra su Hacedor.