Edinson León
(pastor-evangelista)
En este tiempo posmoderno donde la gente confunde muchos términos de uso cotidiano, p. ej. se confunde espiritualidad con espiritismo, sexo con amor, libertad con libertinaje entre otras cosas; nos vemos bombardeados (a través de los diversos medios de comunicación, ya sea radio, televisón, diarios, revistas, incluyendo internet), por una inestimable cantidad de propaganda relacionada con la astrología y el horóscopo, y lo que "nos deparan los astros"; aun con solo enviar un mensaje de texto puedes recibir el número de la "fortuna" y el "éxito" en "salud, dinero y amor".
Hoy en día existe en las mentes de muchas personas el deseo de conocer algo más allá de lo que sus sentidos pueden captar, y recurren a diversas formas de averiguarlo. Una de esas formas es el horóscopo, donde se ha usurpado a Dios su poder, providencia y soberanía sobre sus criaturas para entregarlas a los astros, los cuales determinan, no solo aquello pueda suceder con las personas, sino también su carácter y personalidad.
Esta práctica es tan antigua como la historia misma, los caldeos en Babilonia ya observaban las estrellas y a lo largo de las épocas, esta costumbre pasó por la China, Egipto, Persia, Grecia, Roma y otras civilizaciones antiguas; de manera que nada de lo que hoy observamos es nuevo, pues sus orígenes son muy remotos y aunque en la actualidad se usan términos más sofisticados para adecuarse a la mentalidad posmoderna, la rebeldía contra Dios es la misma.
No hay nada más falso que creer en la astrología como ciencia; es como estar enfermo y recurrir a un chamán o curandero en vez de un facultativo para llegar a recuperar la salud. Mientras el uno consulta a los "espíritus" y usa sus brebajes, el otro usa sus conocimientos médicos basados en análisis concretos para diagnosticar y dar una solución. Así sucede con la astrología, es una burda imitación de la verdadera ciencia que es la astronomía.